Las hormigas nos enseñan a evolucionar hacia una sociedad sostenible.


Hormigas -mundoLa naturaleza y en concreto las hormigas son un ejemplo de sociedad sostenible y nos enseñan  sobre qué debemos hacer para evolucionar en materia de sostenibilidad.
Desde hace millones de años los seres vivos en la tierra  funcionan como un complejo sistema sostenible que ha conseguido perdurar y evolucionar utilizando el sol como única fuente alimentación. Han formado un sistema perfectamente engranado  que transforman la energía del sol en distintos compuestos que sirven de alimento a  los organismos y produciendo cero emisiones. Un sistema en el que todo se reutiliza y se recicla.
Los humanos a pesar de nuestra inteligencia y avances tecnológicos no hemos sido aún capaz de diseñar un sistema tan perfecto que permita a nuestra  especie y  sociedad perdurar de forma sostenible en la tierra.

La vida de los organismos en este sistema sostenible no es fácil, los organismos viven en continua competición por los recursos. Es precisamente esta competencia tan feroz la que hace que provoca que este sistema en conjunto haya evolucionado a ser sostenible. Los residuos se convierten en una oportunidad para que los organismos evolucionen hasta aprovecharlos, y convertirlos una nueva fuente de alimento que permita expandir su población.  La evolución crea nuevas formas de reutilizar los residuos y reciclarlos, para convertirlos en algo útil que pueda mejorar la supervivencia de una especie. Lo podemos entender como una evolución sostenible. La naturaleza evoluciona añadiendo círculos de bucles o círculos de sostenibilidad a su sistema, que mejorar la de gestión y reutilización de residuos.

Los humanos somos prácticamente recién llegados a este planeta y debemos aprender de esta evolución sostenible.
Los humanos hemos roto este equilibrio que ha permitido perdurar a la naturaleza en nuestro planeta. Consumimos los recursos sin control y no somos capaces de gestionar y recuperar los residuos que generamos.

Como cualquier otro organismo que sobreexplota sus recursos está hipotecando la supervivencia de su especie. En la naturaleza cuando esto ocurre, se genera una escasez de recursos, y los organismos se debilitan por desnutrición y facilita que se expandan las enfermedades. Los individuos más débiles mueren y la población disminuye reduciendo la presión sobre los recursos, que se recuperan y permite volver al equilibrio.

Las hormigas son un ejemplo de organismos que han conseguido dar un paso más en la evolución sostenible desarrollando un sistema de gestión y utilización de recursos. Las hormigas han sido capaces de crear un impacto positivo en el medio ambiente. La actividad de las hormigas crea nutrientes que ayudan al desarrollo de las plantas que explotan. Las hormigas generan fungicidas naturales que protegen las plantas de plagas de hongos.

Las hormigas forman un sistema complejo de organización y supervivencia que protege sus recursos, comportándose como una sociedad sostenible. Este nivel de evolución permite a las hormigas evitar los ciclos de explotación de los recursos y reducción la población de sus colonias.

Los humanos como sociedad demostramos no haber llegado al nivel de evolución de las hormigas. Nos comportamos como una especie menos evolucionada que en plena sobre-explotación de recursos se ve abocada a sufrir sus consecuencias, que son la desnutrición y ajuste de la población que retorne al planeta a su equilibrio. Si esto no ha ocurrido aún es porque  nuestra inteligencia nos permite adaptarnos y para aprovechar nuevos recursos. Esto nos ha permitido sobrevivir y expandirnos como las hormigas, pero a diferencia de ellas, sin llegar a formar una sociedad sostenible y con ello nos arriesgamos a sufrir la corrección que ejerce la naturaleza cuando una especie sobre-explota los recursos.

Los humanos no podemos mantener este pulso con la naturaleza. Estamos utilizando la tecnología para aumentar la producción de recursos y proseguir nuestra expansión, pero ésto no es sostenible. Tenemos que seguir el ejemplo de las hormigas y dar un paso más en la evolución hacia una sociedad sostenible.

Una sociedad sostenible que reutilice los residuos y proteja los recursos para nos puedan abastecer de forma perdurable en el tiempo.

Los humanos debemos aprender de las hormigas y de la naturaleza para conseguir que nuestra actividad genere un impacto positivo en el medio ambiente y en nuestra sociedad. Este es el objetivo último de la sostenibilidad, el camino al equilibrio y la subsistencia.